El complejo parroquial

El Complejo Parroquial de San Juan Crisóstomo, de Madrid, se concluye en 1980 con el firme propósito de dar respuesta a las necesidades religiosas del Distrito de Chamberí a los 11.000 vecinos del barrio.

Por ello y entendiendo que la respuesta debía darse de manera múltiple atendiendo a materias como culto, sociales, culturales, ideológicas y materiales, se redacta el proyecto de “Complejo Parroquial” sobre la base del proyecto fin de carrera de D. Enrique Fernández de Mazarambroz Bernabeu, vecino de Chamberí y licenciado superior en la Escuela de Arquitectura de Madrid.

De esta idea nace la multifuncionalidad del Centro Parroquial donde el Templo y la Casa Parroquial conviven en el mismo edificio con centros de atención social y vecinal, sala de conferencias y ponencias, sala de exposiciones e incluso 6 viviendas de 2 dos dormitorios y dos plantas de garaje.

Alejándose de toda reminiscencia clásica, el Templo se concibe como un lugar abierto y centrífugo en donde el centro de atención se ubica en el altar mayor, cuya ubicación permite una sonoridad y visualización sobresaliente desde cualquier punto del centro de culto. La capacidad es para 400 personas y un coro de 50.

Las vidrieras, dependiendo del momento del día, dejan pasar la iluminación necesaria para alcanzar los ambientes más propicios para la contemplación y la adoración. Estas vidrieras se ubican, una frente al Altar Mayor y otra en la Capilla, que incitando al recogimiento, se ubica a la derecha del Altar. Además, las claraboyas ubicadas estratégicamente distribuidas, permiten pasar la luz necesaria para iluminar tanto el Cristo y el Altar, como ciertos lugares del Templo. La historia de las vidriera proviene de una herencia dejada para una vecina, que teniendo la encomienda de diseñar una escultura dedicada al espíritu santo, Don Isaías, párroco, le propuso la creación de mosaico, diseño que todavía hoy, es considerado como moderno.

La entrada lateral, rompe con la tradicional planta de cruz, remarcando la línea de creativa característica de finales del siglo XX. Esta nueva planta facilita visibilidad y sonoridad desde el Altar Mayor. Esta entrada sirve también como estancia amplia entre la calle y el Templo, dejando espacio para la interrelación entre feligreses.

Los asientos fueros diseñados y creados ad-hoc para el lugar de culto de la Parroquia, habiéndose analizado la vecindad y entendiendo que su elevada media de edad harían necesarios asientos cómodos y a su vez sencillos. El amplio espacio dispuesto habilitó enormemente esta labor.

Un lugar especial para el Coro, ubicado al final de la sala, así como el órgano, diseñado especialmente para la nueva Parroquia, han motivado enormemente la creación y continuidad del mismo por la Parroquia. Con unas dimensiones de 50 personas, se acercó el coro al resto de feligreses, elevándose tan solo un metro por encima de aquellos.

El Templo cuenta además con una zona especialmente diseñada para bautizos, donde el baptisterio tiene una ubicación especial, siendo residual cuando las celebraciones así lo dispongan. Este baptisterio es especialmente genuino ya que emula a las cascadas, provocando el sosiego en el bautizado. Alejándose del agua estancada, su circuito permite tener agua dulce en todo momento además de mantenerla a la temperatura ideal.

La gran altura del Templo, así como sus inteligentes vidrieras así dispuestas, reducen el impacto del calor en verano, meses donde la temperatura alcanza niveles muy elevados.

Desde el Templo se puede acceder a la antesala de preparación de los sacerdotes previa a la celebración de la Santa Misa. De ella, y por medio de unas escaleras, nos podemos dirigir a una zona diseñada a despachos tanto para la gestión del Centro como para la sede de una congregación religiosa con vinculación con Guinea Ecuatorial. Estos despacho, ubicados en la planta -1 tiene luz natural, aprovechando la inclinación del terreno.

Siguiendo con el recorrido natural de bajada, llegaríamos a una sala de espera, a la cual puede accederse desde el patio de la fachada principal. Esta sala de espera y hall amplio de recepción hace las veces de distribuidor hacia dos despachos más y 3 salones que, todos iluminados naturalmente gracias a patios interiores, son utilizados para eventos de carácter social, cultural para exposiciones e incluso docente. Es aquí donde la Asociación judeo-cristina se reúne con frecuencia, asó como la celebración de cursos de novios, sesiones de cine, ensayos de la coral, guardería mientras se celebra la Santa Misa e incluso reuniones para asociaciones de vecinos.

Igualmente y junto a los salones, se encuentra la biblioteca, de medianas dimensiones y con luz natural, donde la mesa central alcanza unas dimensiones de 6 metros de largo, llegando incluso a utilizarse como sala de reuniones.

Sin embargo no desde aquí desde donde se puede acceder a la Casa Parroquial, ya que se ha querido conservar la independencia del Párroco y demás clérigos. Por ello, a la casa parroquial se puede acceder, bien desde el hall antes mencionado a través de su respectiva puerta, o bien a través del patio principal. Esta Casa Parroquial cuenta con 6 viviendas totalmente equipadas de cada una con 2 habitaciones, salón comedor y baño.

El Garaje, aunque casi imperceptible para los asiduos a la Parroquia, queda ubicado en la planta -2 y -3. El garaje está diseñado para que desde este, se pueda acceder directamente a la calle o bien al interior de la zona común parroquial.

Como reminiscencia de la tradicional forma de construcción y sin olvidar la perspectiva de un pasado religioso donde el redoblar del metal llamaba a escuchar la Santa Misa, se ha querido conservar la idea del Campanario, que aunque ahora en relativo desuso, sigue en ocasiones recordando nuestras raíces cristianas.

El Complejo Parroquial se encuentra ubicado en un lugar envidiable. Lindando con el Tribunal Constitucional al Sur, al Complejo le rodea una zona verde combinando zonas de juegos para niños y otra de ejercicios para mayores.

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