El P. Luis Variara (sdb), en su apostolado como confesor y director espiritual, se dio cuenta de que algunas jóvenes que querían ser religiosas, no podían ver realizado su ideal a causa de su condición de enfermas o hijas de enfermos de lepra. Leyendo esta realidad a la luz del Espíritu Santo, decidió fundar en Agua de Dios (Colombia) un nuevo Instituto Religioso que diera respuesta a sus ideales de consagración y que, al mismo tiempo, se encargaran de atender en el Asilo Miguel Unia, a los niños enfermos e hijos de enfermos. Bajo la protección de María Auxiliadora, el día 7 de mayo de 1905, se realiza la fundación del Instituto con el carisma salesiano victimal. Tres jóvenes leprosas, Oliva Sánchez, Rosa Forero y Limbania Rojas, conformaron la primera comunidad, en la que actualmente es la Casa Madre de Betania, en Agua de Dios.

La comunidad está en Madrid desde 1984. Cuando las primeras hermanas vinieron para realizar estudios universitarios buscaron un lugar adecuado para su residencia y, gracias a la bondad del P. Isaías Barroso (entonces párroco de la Iglesia de San Juan Crisóstomo), fueron acogidas en las dependencias de la parroquia. Desde entonces esta es la sede de la comunidad

 En la actualidad son más de 400 hermanas, repartidas en doce naciones, en tres continentes: América del Sur, Europa (Italia y España) y África (Guinea Ecuatorial y Camerún).

Principalmente se dedican a la Pastoral de la Salud, con la atención de los enfermos de lepra; a la Pastoral Educativa, mediante la presencia en colegios y centros educativos, en las Parroquias, mediante las catequesis y la ayuda a todos los servicios necesarios, y en tierra de Misión. Además, participan en obras sociales.

Su carisma salesiano victimal hace viva la actitud de Jesucristo, en su entrega al Padre, aceptando su voluntad. Lo viven asumiendo la realidad y circunstancias propias de la vida personal y comunitaria, como una entrega a Dios. La oración de intimidad con Jesucristo las hace contemplativas en la acción con el estilo salesiano de Don Bosco. Todo esto queda recogido en e Su “lema” que aparece en el Escudo de la Congregación: “Tengamos fijos nuestros corazones allá donde están los verdaderos goces”.

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