Mis primeros recuerdos de D. Isaías se remontan a mediados de los 80, cuando los domingos íbamos en familia a “misa de niños” a S. Juan Crisóstomo. Empezábamos a ir a misa un par de años antes de nuestra primera comunión. Nuestros padres nos vestían de domingo, íbamos con nuestro misal de niños para seguir la misa y al final rezábamos juntos la Salve a la Virgen y saludábamos a D. Isaías, que siempre se quedaba en la puerta para saludar. Lo que recuerdo de esos años es sobre todo la paz y dulzura que transmitía, la delicadeza y sencillez con la que nos hablaba de Jesús y nos hacía preguntas durante la homilía. Hacía preguntas y levantábamos la mano y entonces nos llamaba y subíamos a su lado en el altar. Allí nos ponía la mano en el hombro, se inclinaba a nosotros y nos acercaba el micrófono para que respondiéramos a su pregunta. Todo era muy sencillo y amable, y nos encantaba ir a misa con él. Recuerdo un día en que nos dijo, muy contento, que se había terminado de pagar la parroquia, y otro día en que rezamos por un parroquiano que habían secuestrado y cuyos nietos estaban asistiendo a la misa. Recuerdo también otro año en que vino a la parroquia el nuncio. Nos regaló a mi hermana y a mí unas cruces. Solía ser monaguillo el Jueves Santo, cuando nos lavaba los pies (ver foto en que me está lavando los pies, en 1986).

Lavatorio de piesUna anécdota con respecto al lavatorio, que conté el día de mi primera Misa de sacerdote casi 20 años después, y con D. Isaías delante, es la siguiente. Estábamos en la sacristía los 12 niños ya preparados para los oficios y cuando quedaban algunos minutos empezamos a repartir los nombres de los apóstoles. Yo estaba despistado, y cuando quise elegir nombre ya solo quedaba uno... ¡Judas Iscariote! Estaba desconsolado y cuando llegó D. Isaías y me vio tan triste, me pregunté qué me pasaba. Le expliqué mi drama y me escuchó y consoló. El Espíritu Santo le iluminó y me dijo: “Tú serás San Matías, que eligieron después como uno de los apóstoles”. La Providencia quiso que el 14 de mayo de 2005, festividad de San Matías, muchos años después y en una fecha que yo no elegí, ¡fuera el día en que fui ordenado sacerdote! Cuando celebré la primera Misa en San Juan Crisóstomo, con D. Isaías delante (ver la segunda foto, del 15 de mayo de 2005), ¡conté la anécdota en la homilía!

Primera misaOtro recuerdo de D. Isaías fue una conversación que tuve con él en torno a 1994. Me tocaba empezar a elegir optativas en BUP y tenía claro que quería ser sacerdote, y andaba inquieto sobre qué elegir. Mis padres hablaron con él y le pidieron que hablara conmigo. Fui a verle, le conté de mi vocación. Me animó mucho y sobre todo recuerdo que me dijo “cuida tu vocación, es un regalo muy grande”.

En 1996 entré como religioso en los Discípulos de los Corazones de Jesús y María.

Pude asistir unos años más tarde, ya como religioso, pero todavía no como sacerdote, a la Misa de las bodas de oro sacerdotales de D. Isaías en la parroquia. Todo un testimonio de su amor por el sacerdocio.

Cuánto bien hizo a tantas personas como sacerdote: sencillo, fiel, afabilísimo y tranquilo, con genuino amor a Dios y a la Virgen. Personas como él nos han hecho tanto bien por sencilla ósmosis, casi sin darnos cuenta, transpirando una vida llena de Dios. Estoy seguro de que Dios se sirvió de él, junto con otros buenos sacerdotes que puso en mi camino, para despertar en mi la vocación al sacerdocio. Pedimos al buen Dios, Padre de todo bien, que lo tenga ya en su Gloria y premie a este siervo fiel y amable todo su ministerio como sacerdote, especialmente con los niños. Que el siga pidiendo por nosotros desde el cielo, como lo hizo en la tierra desde el altar.

 

P. Ignacio de Ribera Martín, dcjm

Marzo 2021


Agua de Dios 25 de Febrero 2021
 
"El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en El confía; de El recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias".
(Salmo 28:7)
 
Mi corazón salta de alegría, al recordar la persona eminente como fue el gran Don Isaías Barroso, quien fue para nosotras el padre, amigo, maestro.
El día 22 del presente recibí una llamada de la Madre Eulalia Marín para pedirme que si podía dar las impresiones de la llegada a la Parroquia de SAN JUAN CRISÓSTOMO, con motivo de la partida a la Casa del Padre de D. Isaías, ya que junto con otra compañera Hna. Adelia Avella (quien descansa en la paz del Señor), fuimos las primeras del Instituto que pisamos tierras Europeas. Sencillamente podría empezar diciendo: ¿Cómo llegamos a la Parroquia?

Después de estar en siete parroquias pidiendo se nos permitiera trabajar ninguno nos daba esperanzas. Por fin llevadas de la mano de Dios llegamos donde Don Antonio Barroso. (hermano de Don Isaías) Después de que le contamos nuestra situación, éramos estudiantes y las Superioras querían que nos estableciéramos en Madrid que era donde estudiábamos, él con su bondad nos invitó a participar de la Eucaristía con esa intención. Nos dijo: “si después de participar en la Eucaristía y llamar a otros colegas no conseguís no buscad mas”. En mi mente tenía la fecha de 7 hermanas que ese mismo día recordaba habían muerto en un accidente; a ellas les pedí: “si quieren que estemos aquí échennos una manita”. Salimos de la Eucaristía. El cogió el Teléfono y empezó a llamar uno, dos, tres hasta seis, ya se completaban el número de fallecidas. Ultima llamada dice Don Antonio “Llamo a mi hermano”, habla con él, oh sorpresa, las necesito contesta Don Isaías. Son colombianas. Pues bueno, que se presenten.

Llegamos y nos esperaba delante de la Parroquia. Al vernos nos pregunta ¿sois colombianas? Nos hizo seguir con la bondad exquisita, con su sonrisa que daba confianza, con su acogida cariñosa. Después de escucharnos nos dijo: No os pregunto que hacéis sino voy a deciros lo que hay en la parroquia por hacer” palabras perdurables de aquel año 1984. Don Isaías, muy claro y muy concreto, nos va indicando lo que la parroquia necesita; visitar los enfermos, llevarles la Sagrada comunión, cuidar los niños de la guardería los domingos y festivos. Yo lo único que hacía era llorar de la emoción porque descubría que esa era nuestra misión con los enfermos y los pequeños, los vulnerables, a los cuales nos dedicamos con toda el alma. Dios nos estaba mostrando a través de este sacerdote, nuestra misión también en el África. Se nos abrían las puertas, volar al continente africano, donde Don Isaías mostró todo su interés, dedicación, y fue tan grande que hizo las veces de padre para nosotras, nombró a Don Pedro (sacerdote cubano que trabajaba en la parroquia) como su inmediato colaborador en esta causa. Yo alcance a ver a Don Pedro mostrando a don Isaías lo que iban consiguiendo, útiles de aseo y útiles escolares para las futuras hermanas misioneras.

D. Isaías y D. FernandoCon inmenso cariño y con sentimientos encontrados hice este breve relato que me traen los recuerdos muy gratos de estas personas que nos ayudaron a sembrar la obra del Beato Luis Variara.

GRACIAS DON ISAÍAS POR TODO LO QUE HIZO POR MI, POR EL INSTITUTO, EL ÁFRICA. POR LOS NIÑOS Y JÓVENES, POR TODAS LAS SEMILLAS DE EVANGELIO QUE HA REGADO DURANTE SU VIDA COMO SACERDOTE Y PASTOR.

TAMBIÉN UN AGRADECIMIENTO A TODAS LAS PERSONAS DE LA PARROQUIA DE SAN JUAN CRISÓSTOMO QUE NOS HAN OFRECIDO SU CERCANÍA Y APOYO. LOS RECUERDO CON GRAN CARIÑO

Hna. Eufrasia Gómez Hernández

Hija de los Sagrados Corazones


  El Padre Isaías era capellán del Colegio Jesús Maestro y como tal alguien muy importante en nuestras vidas. El nos confesó por primera vez y nos dio la primera comunión y muchas de las que vinieron después.....Estuvo presente también en nuestras confirmaciones y después de 25 años en las reuniones de antiguas alumnas.

Lo que más me gustaba de él era su ternura...era un hombre bueno,como un amable abuelito para las niñas del colegio. Yo le quería mucho. Y me consta que todas las compañeras sentíamos igual, ya que, al pensar en un sacerdote para celebrar nuestra última eucaristía en el colegio, al reunirnos 25 años después de acabarlo, solo pudimos pensar en él. Fue algo instantáneo ¡El Padre Isaías!.
Me encantaba su cercanía, su sonrisa, el cariño con el que nos trataba, su amor a Jesús y su manera de transmitirnoslo.
Seguro que la Virgen y Jesús lo han recibido con los brazos abiertos ,pues fue un siervo bueno y fiel. Descanse en paz.
 
Blanca Peralta
Ex-alumna de Jesús Maestro 1977-1992
 

 
Mi recuerdo de los cinco años que compartí el trabajo ministerial con el querido don ISAÍAS es de agradecimiento a Dios. Un sacerdote entregado a la iglesia y a los feligreses. Un hombre de fe y de oración. Educado. Amable. Alegre. Cordial. El Señor le premie en el cielo.
 
José Miguel Granados
 

Facebook Google+